En busca del Árbol de Navidad más alto de España


Las ciudades cambian la competición de luces por una más “democrática”


Como si el tiempo no hubiera pasado, las ciudades han recuperado su competición de 2019 por llevarse el gato al agua del turismo navideño, y lo hacen con un cambio muy importante con respecto a la pelea entre Madrid y Vigo por ser las mejor iluminadas.


Así en esta ocasión la lucha está en tener el árbol de Navidad más alto del país, y no son pocas las candidatas, pues no en vano, es mucho más asequible invertir en un único árbol de Navidad que en iluminar una ciudad completa.


Eso sí, no son cosas excluyentes, y si no que se lo digan a Vigo, que, además de ser un año más la “ciudad de las luces”, también compite por tener el mayor árbol de Navidad. En concreto el árbol de la plaza de Vigo mide 40,5 metros de altura, una altura muy considerable que le hubiera valido el título de no ser por la guerra desatada entre los municipios. Y es que ese medio metro extra deja fuera de juego a Badalona, con un árbol de 40 m de altura.


Pero si el mayor árbol de Navidad no está ni en Vigo ni en Badalona, tal vez haya que buscarlo en el sur, donde, hasta hace unos días, el mayor árbol de Navidad del país era el de Armilla, en Granada, con cincuenta y siete metros de altura, pero sólo hasta unos días, pues un pequeño municipio de Cantabria, Torreón de Cartes, entraba en la competición para hacer que su abeto navideño no tenga nada que envidiar al del Rockefeller Center neoyorquino.


Así han instalado un árbol de 65 m de altura, el más alto de Europa, y una auténtica obra de ingeniería pues, la peana mide dieciséis metros de ancho, y parece que al pequeño municipio la jugada le ha salido redonda, pues este título de árbol más grande de España ya está atrayendo visitantes, incluso antes de ser inaugurado, y se va a convertir en un gran reclamo turístico para un municipio de seis mil habitantes.

 


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Pero la historia del árbol navideño es aún más curiosa. Una empresa de andamios proponía una estructura de 45 metros de altura, pero al descubrir la guerra abierta entre municipios, decidía elevar la altura otros veinte metros para poner a la localidad en el mapa navideño.


En esta guerra Madrid tiene poco que decir. Con 35 metros de altura el árbol de la Puerta del Sol es el más alto de la capital, pero se queda lejos de los de las ciudades en liza, y es que la estrategia de Madrid es distinta.


La capital busca, un año más, ser la ciudad mejor iluminada para atraer un turismo recurrente, pues si bien la competición del árbol navideño más alto es un evidente reclamo publicitario, no parece que sea suficiente para dinamizar comercialmente una ciudad si no está acompañado de otros elementos.


Y ahí es donde entra la Zona Este. Además de las Mágicas Navidades de Torrejón, con un nuevo espectáculo multimedia en la Plaza, Arganda también anuncia un gran espectáculo de luces y sonido, mientras que Alcalá llenará su Plaza de Cervantes de ambiente navideño y una noria de 40 metros de altura.


Y, por curiosidad, si el árbol más alto de Europa es el de Cantabria, ¿dónde se encuentra el más alto del mundo? Pues ni más ni menos que en Río de Janeiro, donde montan una impresionante plataforma flotante para instalar un árbol navideño de más de 70 metros de altura en plena Laguna Rodrigo de Freitas. Un árbol que, por sus peculiaridades, no se instala todos los años, y que tiene, desde 2007, el Record Guiness de árbol de navidad flotante más grande del mundo, al alcanzar ese año, y el pasado 2022, la friolera de 85 metros de altura, convirtiéndose en un auténtico faro navideño para los visitantes de la ciudad carioca.


El de Río es el más alto, sí, pero en extensión es imposible ganar al de Monte Ingino en la ciudad de Gubbio en Umbría, Italia, con un impresionante árbol que ocupa toda la ladera de la montaña y cuya estrella coincide con la Basílica de Sant Ubaldo. Y es que las cifras son de escándalo: el árbol tiene una altura de 650 metros, una extensión de 350 metros, ocupa un espacio de mil metros cuadrados y está formado por diez kilómetros de luces.


Se monta desde hace treinta años y, por supuesto, también está en el Guinness. Además, y por aquello de la dinamización, se convierte en un auténtico camino a Belén, pues, al estar el pueblo incluido dentro del árbol, colocan en las calles estatuas de madera que representan personajes de un Nacimiento que van ascendiendo la montaña.

 

Samuel Román

eltelescopiodigital.com