25 años sin Gloria

 
Se cumplen cinco lustros de la muerte de la “poeta de los niños”

 
La imagen que se tiene de los poetas habla de personajes encerrados en sí mismos, que viven en un microcosmos, y cuya única relación con el lector es a través de sus libros. Pero en los años 70 una figura cambia todo eso. Una de las poetisas más importantes del momento salta a la pequeña pantalla, y se convierte en una auténtica estrella de aquella primera Televisión Española. Esto, que no fue bien valorado por sus colegas, la convirtió en una figura querida y admirada hasta tal punto de que cuando muere, hace veinticinco años, toda España llora su perdida


Pero hay mucho más, pues tras la imagen de “abuelita dulce” que se crea, Gloria Fuertes escondía una personalidad que España ha tardado cien años en descubrir: solitaria, pacifista, feminista y lesbiana, la “poeta de los niños” está hoy considerada como una de las figuras más importantes del postismo español, y como tal es estudiada en medio mundo.


Pero vamos al principio. Aunque es muy difícil establecer una biografía históricamente fehaciente sobre Gloria Fuertes, más que nada porque ella misma se encargaba de cambiarla en cada aparición pública o en cada libro que escribía, sí se sabe que nació en 1917 en la madrileña calle de La Espada del barrio de Lavapiés.


Su padre, conserje, y su madre, costurera, no fomentaron su imaginación, a pesar de lo cual el Destino se abrió paso desde su más tierna infancia, y con él una de las constantes de su vida: la soledad (a los nueve años su hermano es atropellado por un coche mientras llevaba una caja de gusanos de seda, falleciendo en el acto). Desde muy pequeña Gloria escribía sus propios cuentos, que encuadernaba cosiendo los pliegos, lo que provocó una pelea con las monjas del colegio al que acudía y su expulsión.


Tras ello, entra en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer, una institución en la que las chicas aprendían a coser y bordar. Sin embargo, Gloria aprovechó su estancia para descubrir la mecanografía y la taquigrafía. También será aquí donde descubra la poesía, y el amor, que se verá truncado por el estallido de la Guerra Civil.


Algo antes, se publicaría su primer poema, cuando sólo tiene catorce años, un hecho que la poetisa rodeaba con una historia casi novelesca. Así, contaba Gloria, limpiaba la redacción de una revista, y  una noche dejó un poema sobre la mesa del Director. Cuando a la mañana siguiente el hombre descubrió el escrito, le pareció tan bueno que tuvo que publicarlo aún sin saber quién era la autora. Se trataba de la obra “Niñez, Juventud, Vejez” que le abriría la puerta al mundo literario.

 


SALUD INTEGRAL


En 1934 muere su madre, y Gloria comienza a trabajar en Talleres Metalúrgicos haciendo tareas de contabilidad. Un año más tarde se acerca por primera vez a los medios, y lo hace dando recitales en Radio Madrid. De estos recitales nace su primer libro de poemas que, sin embargo, no sería publicado hasta 1950.


Un año después estalla la Guerra Civil y con ella llega la pérdida de su primer amor, un joven de nombre Manolo que marcha al frente y nunca regresa. También en esta época se la relaciona con el cómico Miguel Gila, vecino del barrio.


En 1938 consigue trabajo como secretaria de oficina, un puesto que compagina con su cada vez más importante labor literaria. Así, Gloria es redactora de la revista infantil “Maravillas” donde conoce a Carlos Edmundo de Ory, fundador del postismo, y otro de los nombres con los que se la relacionó.


En el primer franquismo, gloria estrena obras de teatro y colabora en revistas infantiles; y en los años cincuenta crea una Biblioteca Infantil ambulante, con sede en su casa de Soto del Real, que pasea por los pueblos.


Pero junto a esta faceta, hay otra mucho menos conocida: en 1951 funda el grupo feminista “Versos con faldas”, que ofrece lecturas y recitales por cafés y bares de Madrid, además de escribir en revistas para adultos y dirigir la revista “Arquero” en la que colaboraban Antonio Gala, Julio Mariscal o Rafael Mir.


En 1955 su vida da un giro radical, pues Gloria conoce a Phyllis Turnbull, una hispanista estadounidense que estudiaba junto a ella biblioteconomía e inglés en el Instituto Internacional de Madrid.  Turnbull se convertirá en la pareja de Gloria durante 15 años, y su muerte, en 1971, provocará una fuerte depresión en la poetisa que la llevará incluso a pensar en el suicidio.


Para estar más cerca de la hispanista, Gloria pasa a trabajar como bibliotecaria del Instituto, y en 1961 consigue una beca Fulbright que la convierte en profesora de Literatura de la Universidad de Pensilvania. Su gira por Estados Unidos terminará en 1963, tras ser nombrada dos años consecutivos “mejor profesora del año” cuando regresa a su trabajo en el Instituto Internacional.


Será este viaje a Estados Unidos durante los convulsos años sesenta, el que descubra a una Gloria totalmente desconocida en España. Pacifista y ecologista se unirá a las protestas contra la Guerra de Vietnam donde declamará sus versos en un festival con Joan Báez.


Su paso por Estados Unidos la convertirá en una de las figuras más importantes de la posguerra española, redescubriendo su casi desconocida en España poesía social. Tanto es así que Gloria Fuertes es, junto a Gabriela Mistral, la única mujer incluida en la antología “Norton” de poetas en lengua castellana.


Tras su vuelta a España. Gloria vuelve a los orígenes. Si había comenzado en la radio, ahora descubre la televisión, y lo hace para colaborar en programas infantiles como “un globo, dos globos, tres globos”, “La mansión de los Plaff” o “La cometa blanca”. Su aparición en televisión, siempre con corbata, le granjeará no pocos problemas con sus colegas de profesión, que la considerarán una poeta menor al acercarse al pueblo.


Sin embargo, son estos años los años en los que Gloria consigue los premios más importantes. Tras colaborar en “La codorniz” de Miguel Mihura, y en la revista Discóbolo, conseguirá cinco Aros de Plata y un Aro de Oro a la mejor escritora en los premios concedidos por Televisión Española, además del Diploma de Honor del Premio Internacional de Literatura Infantil Hans Christian Andersen.


Tras dejar la televisión, Gloria se convierte en una habitual de la Cuesta de Moyano, donde compra libros siempre que puede, recorriendo en bicicleta las calles de Madrid. En 1980, Televisión Española le censura un poema que iba a leer en el especial navideño; y seis años más tarde “Martes y Trece” la inmortalizan en su especial de Nochevieja.


En 1995, Alcalá le concede su tercer Premio Cervantes Chico, tan sólo tres años antes de su muerte. Gloria fallece a los 81 años de cáncer de pulmón, y sola en su casa, un 27 de noviembre. Pero al abrir el testamento, llega la sorpresa: a pesar de haber vivido una vida austera, Gloria tenía en el banco cien millones de pesetas, que dona al orfanato Ciudad de los Muchachos.

Tras su muerte, y especialmente desde 2017, año de su centenario, y convertido en año “Gloria Fuertes”, su figura ha crecido de forma importante. Bibliotecas como la de Rivas, homenajes, nombres de calles y espectáculos teatrales han intentado acercar la figura de la otra Gloria Fuertes, la que se escondía tras la imagen de “poeta de los niños” y nunca dudó en denunciar las injusticias, la misma que decía “la gloria no la busco, ya la tengo en mi nombre”.

 

Samuel Román

eltelescopiodigital.com