Sin blanca Navidad

Las de 2020 serán unas navidades sin grandes eventos, abrazos ni reencuentros con los familiares

La crisis sanitaria que ya se ha llevado por delante la Semana Santa y el verano también parece que va a acabar con la Navidad, al menos, tal y como normalmente se celebra. Así, todo apunta a que estas Navidades serán mucho más solitarias, sin grandes eventos, sin reencuentros familiares y con el miedo como único invitado a las mesas de Nochebuena y Nochevieja.

Y es que los Gobiernos lo tienen claro: hay que mantener las restricciones para frenar la segunda ola y evitar una tercera que podría llegar en febrero, y por eso proponen unas Navidades sin “espíritu navideño”, por cierto, las primeras que no se celebran en España desde la Segunda República.

De tal forma, ya han sido eliminados todos los eventos multitudinarios, incluyendo las Cabalgatas de Reyes, a excepción de las San Silvestre de fin de año; y tampoco se permitirán cenas multitudinarias, quedando restringidas a entre seis (postura del Gobierno) y diez (postura de la Comunidad de Madrid) comensales de hasta tres familias distintas. Además la Comunidad quiere permitir la asistencia a esas cenas familiares de los mayores que ya hayan pasado el coronavirus y hayan desarrollado anticuerpos, algo contra lo que se ha posicionado el Gobierno central.

Las costumbres de esas dos importantes noches también serán muy distintas porque, si bien el toque de queda se alarga hasta la una (postura del Gobierno) o una y media (postura de la Comunidad), no lo hace la restricción de reuniones de seis personas más allá de las doce, lo que hace que, si no hay cambios, las cenas deban terminar antes de medianoche, incluyendo la del 31 de diciembre.

Y en medio de tantas restricciones, la mayoría de Ayuntamientos ha decidido mantener el gasto en luces navideñas para incentivar un consumo bajo mínimos (y parece que algo han conseguido, pues este Black Friday sumaba un 70% de la facturación del del año pasado). Así Madrid invierte tres millones de euros en un montaje de luces con varios elementos destacados: la bola de Navidad de Callao, banderas de España en el Paseo del Prado, y una gran menina de luz en plena Plaza de Colón.

También original fue la forma de encender la Navidad en la capital, donde seis personas, representantes de los colectivos más activos durante la primera ola (sanitarios, cuerpos de emergencia y voluntarios), unieron sus manos para poner en marcha la iluminación navideña.

Si la mayoría ha optado por mantener el gasto en luces, el caso de Torrejón es justo el contrario, con un recorte brutal en el montaje navideño que retrotrae la inversión a hace, al menos, quince años.

Sus Mágicas Navidades, basadas en la aglomeración de personas en un espacio muy reducido, quedaban totalmente suspendidas, incluyendo montajes tan seguidos como la Ciudad de los Sueños, el Videomapping de la Plaza o la Puerta Mágica del Recinto Ferial. En su lugar, Torrejón optaba por un montaje muy austero, con sólo cuatro árboles de Navidad repartidos por sus calles, algún elemento en las rotondas y guirnaldas en las principales arterias.

Si Torrejón es el ejemplo de recorte, Coslada lo es de aumento en la inversión, comenzando sus Navidades quince días antes de lo habitual para incentivar el consumo. La iluminación, así, comenzaba por sorpresa en la misma tarde del Black Friday con el alcalde encendiendo el elemento central de la decoración navideña en la localidad: una gran bola de luz en plena Rosa de los Vientos.

Alcalá también mantiene sus luces, aunque no su Ciudad de la Navidad del Ferial, suspendida por completo este año. Las luces, a través de guirnaldas en las calles de la zona centro, y algún elemento en la Plaza de Cervantes, se colocaban este año en pleno mes de septiembre, con la intención de levantar la moral de una de las ciudades más castigadas por la epidemia. •


Samuel Román