Baja el consumo de alcohol, especialmente en los más jóvenes, y la celebración de botellones durante 2020

Este lunes se celebró el Día sin Alcohol            

La Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid recuerda que el consumo excesivo de alcohol lleva consigo y está relacionado con un gran número de trastornos y enfermedades. Este lunes 15 de noviembre, se celebraba el Día Mundial Sin Alcohol, una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, que pretende concienciar e informar a la población sobre las graves consecuencias que pueden llegar a tener el consumo de alcohol.

En la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES 2019/20) se recoge que en el año 2019, el 93% de la población de 15 a 64 años declara haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en la vida, dato que confirma la extensión del consumo de esta sustancia en la población española. En términos evolutivos, desde 2009, la prevalencia para este tramo temporal supera el 90%.

Centrándonos en la población juvenil, los datos de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria (ESTUDES 2018/19) de la Comunidad de Madrid señalan que el alcohol sigue siendo la sustancia más consumida entre los jóvenes de 14 a 18 años: el 77,9% de ellos han consumido alcohol alguna vez, el 75,9% los últimos 12 meses y el 58‚5% los últimos 30 días.

El Día Mundial Sin Alcohol representa un estímulo más para reflexionar desde todas las instancias, sobre el alcohol y sus consecuencias. Desde esta perspectiva, la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, a través de la Subdirección de Promoción, Prevención y Educación para la Salud, dirige sus estrategias al desarrollo de medidas preventivas como el instrumento más efectivo en la actualidad para la prevención del consumo de alcohol entre los jóvenes.

Desarrolla para ello programas de prevención en el ámbito escolar, familiar, laboral, comunitario y de ocio y tiempo libre y dirige todos los esfuerzos para modificar los factores de riesgo y fomentar factores de protección frente al consumo del alcohol, especialmente en la población más vulnerable, la infanto-juvenil.

La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, coincidiendo con el inicio del curso escolar, ha puesto en marcha la campaña divulgativa Mejor Sin Alcohol para sensibilizar tanto a adolescentes/jóvenes como a la población general sobre los riesgos y daños asociados al consumo de esta droga mediante una serie de cuatro vídeos, que se dirigen a los padres y madres, población general y a los adolescentes.

Este lunes, 15 de noviembre, en el Día Mundial contra el Alcohol, promovido por la Organización Mundial de la Salud, CCOO de Madrid vuelve a recordar que el alcohol es la primera droga de abuso consumida en el ámbito laboral y entre las/os adolescentes, y que solo la educación, la formación y las ayudas para acceder a un tratamiento sanitario adecuado, y no las medidas coercitivas y sancionadoras, son el principio para la prevención y la recuperación de esta epidemia.

El consumo de bebidas alcohólicas está ampliamente generalizado en la sociedad española, y tan integrado y aceptado culturalmente que sólo una de cada cuatro personas se refiere a él como una droga. Su presencia está generalizada en celebraciones de grandes momentos, en el ocio, en el día a día, en el acompañamiento de los momentos de tristeza, en el cierre de acuerdos y grandes negocios, etc., lo que genera una enorme tolerancia social entre la ciudadanía, a pesar de sus efectos dañinos para la salud, tal y como reconocen todos los estudios científicos que toman en consideración los daños físicos y psicológicos causados a la propia persona y a la sociedad en general.

A pesar de ello, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida tanto por la población general como en el ámbito laboral, según la Encuesta sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas en el Ámbito Laboral en España (2020). La presencia, y tolerancia social, del alcohol tiene también su correlato en la estructura económica de España, en 2019 se estimó que solamente el sector de la cerveza alcanzó un valor en el mercado de alrededor del 1,3 por ciento del PIB, generando 7.000 millones de euros en valor añadido y 3.600 millones de euros en concepto de recaudación para el Estado.

Aun a falta de información para valorar el impacto que la crisis del COVID va a tener en el consumo de alcohol, los últimos datos de consumo indican que el 67,5% de la población laboral ha consumido alcohol en los últimos 30 días y que el consumo diario (en los últimos 30 días) de bebidas alcohólicas alcanza al 9,6% de la población laboral. Por su parte, el 4,3% cumple criterios de posible consumo de alcohol de riesgo.

Entre los adolescentes el consumo de alcohol suele iniciarse en España alrededor de los 13 años. El 75,1% de los adolescentes de 14-18 años ha consumido alcohol alguna vez en su vida, 6 de cada 10 se han emborrachado alguna vez en su vida y 1 de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días. Para CCOO es necesaria la realización de programas educativos para las personas jóvenes, que modifiquen la percepción de normalidad del consumo y de actitudes de pro-consumo del alcohol, que aumenten la percepción el riesgo y modifiquen la percepción y creencias erróneas hacia el uso de del alcohol, lo que, entre otras cosas, coadyuvará a la prevención del fracaso escolar.

El ámbito laboral es imprescindible que las empresas implanten medidas preventivas que faciliten la identificación de los factores de riesgo desencadenantes del consumo y adicción al alcohol, y a otras sustancias, y la asistencia y apoyo a las trabajadoras y trabajadores con problemas facilitando programas de deshabituación y fomenten hábitos de vida saludables. Para el sindicato, también es necesario intervenir en el marco legal en materia de drogodependencias, apostando por el reconocimiento de la adicción al alcohol como una enfermedad que de acceso a un tratamiento mientras se encuentra en situación de incapacidad temporal, sin que esto suponga la pérdida del trabajo. Es necesario modificar las respuestas coercitivas y sancionadoras que justifican el despido por causa de embriaguez habitual o toxicomanía.

Además el sindicato considera imprescindible poner la atención en la recuperación de las políticas y recursos públicos de prevención como claves fundamentales de la lucha contra el alcoholismo en la Comunidad de Madrid. CCOO vuelve a denunciar la desaparición en los últimos años de centros, servicios y programas, y señala que los planes de lucha y erradicación de las drogodependencias no pueden ser sólo un recetario de buenas intenciones, requieren de medios, dotación presupuestaria y, por supuesto, una voluntad política de la que carece el Gobierno regional.

El Ministerio de Sanidad acaba de publicar la primera edición de la 'Monografía de Alcohol del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones', que recoge la información más relevante sobre el consumo de alcohol y sus consecuencias en España. Este informe, elaborado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, está disponible a través de este enlace.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se producen 3 millones de muertes en el mundo debido al consumo de alcohol. Por ello, el 15 de noviembre se declaró como el Día Mundial sin Alcohol con el objetivo de concienciar en la necesidad de adoptar medidas encaminadas a reducir el uso nocivo del alcohol y la carga sanitaria y social que provoca su ingesta.

En este sentido, el alcohol supone en nuestro país un importante factor de riesgo de carga de enfermedad y mortalidad. De hecho, es la sustancia psicoactiva más consumida por la población general en todas las edades. No obstante, el problema es especialmente preocupante entre las personas jóvenes y menores, que además son más vulnerables a sus efectos.

En 2018/19, el 77,9 % de los estudiantes de 14 a 18 años reconoció haber consumido alcohol alguna vez en la vida, el 77,5% algún día en el último año y el 58,5% en el último mes. La prevalencia de consumo para estos tramos es, en general, superior en las chicas que en los chicos. El inicio del consumo en ambos sexos se sitúa en los 14 años de media.

Asimismo, se apreció un repunte de intoxicaciones etílicas agudas y binge drinking en todos los tramos de edad y en ambos sexos. En el grupo de menores de edad (14 a 17 años) un 47,1% de los chicos y un 52,3% de las chicas dice que se ha emborrachado alguna vez. En concreto, en el grupo de 15 y 16 años, la prevalencia en los últimos 30 días fue del 17%, por encima de la media europea que se sitúa en el 13%.

Este consumo intensivo se asocia en muchas ocasiones, además de a los efectos directos del alcohol sobre la propia fisiología y desarrollo neurológico, a determinadas conductas de riesgo. Por ejemplo, el 2,7% de los estudiantes reconoció haber conducido un vehículo bajo los efectos del alcohol en el último año, y el 17,2% dijo haber viajado como pasajero en un vehículo conducido por alguien que estaba bajo los efectos del alcohol (el 20,5% de las chicas y el 17,2% de los chicos). Además, el 16,9% dice haberse visto implicado en una pelea o agresión y el 30,6% haber mantenido relaciones sexuales sin preservativo en esta situación.

Cabe destacar que el 94,9% de los estudiantes de 14 a 18 años señaló no haber tenido ninguna dificultad para conseguir bebidas alcohólicas. El 37,7% de las personas menores de edad accedieron directamente al alcohol, por ellos mismos (29,2 %) o a través de otros menores (8,5%).

En la población general de 15 a 64 años el consumo es también elevado (el 93% consumió alcohol alguna vez en su vida, el 77,2% durante el último año y el 63% durante el último mes), hecho que no ha disminuido en los últimos veinte años. Un 8,8% declaró consumir a diario.

Se aprecia una consolidación del cambio en el patrón de consumo, alejándose del consumo diario tradicional. Los episodios de consumo intensivo son frecuentes (el 19,4% se emborracharon el último año y el 15,4% presentaron episodios de consumo intensivo o binge drinking en el último mes), mayores en los hombres y personas jóvenes, con tendencia ascendente en los últimos años.

Así, la población laboral muestra cifras de consumo de alcohol ligeramente superiores a las de la población general, con mayores prevalencias de consumo diario, que son más altas entre las personas en paro que entre las empleadas (10,9% y 9,4%, respectivamente).

Un tema de especial relevancia es el consumo de alcohol durante el embarazo, por las importantes consecuencias asociadas como los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). En 2019/2020, el 1,2% de las mujeres reconoció haber consumido alcohol estando embarazadas, cifra que se considera una infraestimación de este preocupante fenómeno. Este es un aspecto que requerirá de mayor profundización en sucesivas ediciones de este informe.

En las personas mayores de 64 años, el consumo de alcohol está menos extendido que en la población de 15 a 64 años. Es superior entre los hombres, y se observa un mayor consumo diario, más consumo de vino, y menos consumos intensivos (binge drinking, borracheras y consumo de riesgo de alcohol).

Todavía es demasiado pronto para calibrar el impacto a largo plazo de la COVID-19 en los patrones de consumo de alcohol de la población, pero los datos disponibles apuntan a que, en el año 2020, disminuyó el consumo de bebidas alcohólicas en ambos sexos y en todos los grupos de edad, en especial se redujeron los episodios de consumo intensivo en los grupos más jóvenes. Esto vendría a reforzar el concepto de que las medidas de prevención ambiental que disminuyen la oferta y disponibilidad, son eficaces para reducir el consumo de alcohol, sobre todo entre jóvenes y menores.

Un dato de especial interés es la estimación del porcentaje de población que estaría consumiendo alcohol por encima del nivel considerado de bajo riesgo. Así, el 18,6% de las personas de 15 a 64 años presenta un consumo por encima del nivel considerado de bajo riesgo (hasta 10 gramos/día en mujeres y 20 gramos/día en hombres, acorde al reciente consenso nacional aprobado por el CISNS).

Por otro lado, se estima que el 5,2% de la población de 15 a 64 años estaría realizando un consumo de riesgo de alcohol según los resultados del cuestionario AUDIT (≥8 puntos en hombres y ≥6 en mujeres), con cifras mayores entre los más jóvenes y en los hombres, aunque en el grupo más joven de 15 a 24 años, la diferencia entre sexos sería mucho menor.

Dentro de la red de atención a drogodependencias y adicciones, en nuestro país el alcohol es responsable del mayor número de admisiones a tratamiento, con una tendencia en ascenso y alcanzando las 27.209 personas en 2019, muchas más que las que buscan tratamiento por cocaína, cannabis o heroína. Además, se relaciona con el 40,3% de los episodios de urgencias hospitalarias por consumo de drogas, que se concentran entre las personas menores de 25 años (a pesar de que únicamente se registra el alcohol cuando aparece junto con otra droga).

Entre 2010 y 2017 se estima que se produjeron en España una media de 15.489 muertes atribuibles al alcohol al año, de las que el 55,7% son prematuras. El riesgo poblacional se situaría en una tasa media anual de mortalidad atribuible estandarizada de 40,9/100.000 personas-año (69,3/100.000 en hombres y 18,1/100.000 en mujeres). Del conjunto de las muertes por todas las causas se valora que el 4% fueron atribuibles al alcohol.

Este documento, que contiene la información más relevante sobre el consumo de alcohol publicada por la DGPNSD procedente de los programas de encuestas y los indicadores de problemas asociados al consumo y adicciones del OEDA, complementada con otras fuentes oficiales en cuestiones concretas, pone por tanto de manifiesto que el consumo de alcohol en España y sus consecuencias son un importante problema de salud pública sobre el que es necesario intensificar iniciativas, planes y programas de prevención y atención.

Conviene hacer hincapié en que el daño producido por el alcohol es directamente proporcional al nivel de consumo, y no existe un nivel libre de riesgo. Por lo tanto, para poder reducir dichos daños es necesario un abordaje intersectorial, analizando los datos y conocimiento disponibles. Esta monografía, que acaba de publicarse, se ha preparado para contribuir a este proceso. Su objetivo, ser un documento útil para todos los actores implicados, con una vocación de actualización periódica que permita disponer de la información más actualizada en cada momento.


Fuente: eltelescopiodigital.com